"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito." +Relaciones de Liam.

A Valentine no se le puede describir ni en una ni en dos ni en mil palabras. Y es que él es así, un joven tan extravagante como sobrio, tan abierto como reservado; tan maduro como infantil; una constante contradicción andante que se tilda de “espiritual”. Hace lo que quiere cuando quiere, sin aprobaciones ni bendiciones. Se guía por lo que siente, por lo que cree que es verdadero y real. No da explicaciones ni disculpas y ni soñar de pedir permiso; eso sí, Valentine, es capaz de sentir remordimiento ciertas veces, pues claro, es humano.

Nadie lo sabe todo, pero tal vez podrías llegar a pensar que él sí. Aficionado, apasionado, de las artes, letras, ciencias e historia, el pálido joven ha devorado todos los libros habidos y por haber desde su uso de razón.

Libre como él mismo, no tiene horarios, ni preocupaciones, deja que las cosas se vengan por sí mismas. Sabe que el tiempo no es infinito, al menos que el suyo no lo es, y lo acepta, pero lo que no acepta es dejar que su tiempo se vaya, transcurra en su narices, sin él haber forjado un solo hecho memorable. Y es que Valentine tiene claro que en algún momento todos sentirán que el mundo entero se les viene encima, porque lo será, será su mundo entero, pero la vida es un paseo tan, tan entretenido, y es tan maravillosa la cantidad de cosas a las que puedes llegar si aguantas y perduras que él ha aprendido a superar.

Si lo miras, él te mirará y sentirás que te desnuda con la mirada, que te deja expuesto, indefenso. Y es que él te analiza, analiza todo lo que ve hasta dejarlo vulnerable, tan solo protegido por su propio frágil cascarón. Es como si sus ojos te atravesaran el alma y aunque él vea todo en ti, tú no puedes ver nada en él. Una mirada tan fuerte, intensa, caladora, que cuesta creer que no exprese nada aunque a la vez lo exprese todo. Como los bosques del poema de Frost; ellos no revelan nada.

Sarcástico y caballero innato, Valentine posee un humor tan negro como que tiene la definición clara de que ante todo va la caballerosidad, que no puedes tratar a tu jefe de una manera y al chico que te trae la bolsita de té de otra. Su madre se lo inculcó y él no lo ha olvidado; como muchas otras cosas, puesto que él no olvida, pero eso no significa que sea rencoroso o vengativo, al contrario, el prefiere alejar esa actitud de sí.

Él ama y no ama. Está muy enamorado de nadie en particular. Y es que no puede amar a nadie en particular, no quiere amar a nadie en particular, no le quiere pertenecer a una sola persona. Valentine siente que a su edad nadie puede saber que es amar, que nadie puede afrontar las consecuencias que conlleva el amar a alguien en verdad, que nadie entiende que es dar el todo por alguien que no seas tú mismo. Y este es Valentine, o al menos una pequeña parte de él, un indicio que naturalmente no te va a decir nada sobre su persona, pues ya te lo dije antes y te lo vuelvo a decir: él no se puede describir ni en una ni en dos ni en mil palabras.